Desmontando a Mario es un divertimento limpio, blanco, sin complicaciones intelectuales, políticas o sociales de ningún tipo.
El argumento es relativamente simple: Un hombre de cierta edad muere en el transcurso de un encuentro sexual con una acompañante mucho más joven y obviamente, más vigorosa que él.
Primero, pánico. A continuación, intento de sacar provecho de esta circunstancia, sobre todo después de la aparición de una trabajadora del hotel en que ocurren los hechos, mucho más espabilada y resolutiva que la supuesta responsable del óbito.
La situación, tragicómica, deviene en ocasiones en surrealista y en otras en totalmente ordinaria, pero siempre muy divertida.
Las actrices, Natalia Pugh y sobre todo, Majo Gómez, muy acertadas en sus interpretaciones, al igual que el muerto, Víctor Velasco, muy natural tanto de cuerpo presente, como al final de la obra.
Función muy recomendable para pasar un rato (no muy largo) agradable, entretenido, con la sonrisa e incluso la risa en la boca.