Peribáñez y el Comendador de Ocaña es la nueva incursión en el Clásico del director Eduardo Vasco y su compañía Noviembre Teatro con la obra de Lope de Vega que inició el género de lo que son los dramas de honor, los dramas del Comendador.
El montaje es una delicia en la que a través de la palabra, el verso y la música, en cuyo trasfondo se aprecia un profundo trabajo de investigación, nos acercamos a la realidad de la Castilla profunda. Las premisas del teatro de Vasco se mantienen sólidas y siguen brillando como absolutos protagonistas el actor y la palabra, acompañados de música en directo con instrumentos tradicionales como el pandero y la pandereta y de una forma de concebir el arte escénico desnudo de artificios.
El espectáculo nos invita a presenciar el doble viaje de Peribáñez, que transcurre al ritmo de la música manchega de labor, de las bodas y la siega. Por un lado, conoceremos al Comendador que a la vista de todos se comporta de forma honrada y honorable. Pero también descubriremos en el fondo del teatro su ambición desmedida por el poder que le llevará a urdir un enredo con el que pretende deshonrar a Casilda y a todo lo que él representa y defiende.
La puesta en escena acompaña al ritmo de la la acción a través de los movimientos de la tarima y los telones, y junto con el vestuario realizado por el diseñador Lorenzo Caprile y la música cantada e interpretada en directo nos sumergen por completo en el conflicto dramático. Como es propio de la compañía el talento interpretativo de todo el elenco es notable, con gran naturalidad y técnica en el manejo del verso y muy buena presencia y credibilidad escénicas.
Peribáñez y el Comendador de Ocaña es una obra que, aunque pudiera parecernos a simple vista que nos habla de situaciones y gentes del pasado, mantiene muy viva su vigencia y nos sigue interpelando con mucha verdad y brutalidad.