El bar que se tragó a todos los españoles es un espectáculo imprescindible escrito y dirigido por Alfredo Sanzol. La propuesta escénica propone un viaje fascinante al interior de nosotros mismos para recordarnos la importancia de construirnos desde el presente sin sentir vergüenza de las experiencias y hechos pasados que hemos vivido o que nos ha tocado vivir.
El maestro Sanzol nos regala un texto exquisito, con una historia redonda que cautiva y traspasa desde el principio. La palabra está impregnada de ritmo, de sutileza y de mucha verdad. A todo ello acompaña una dirección escénica eficaz, magistral y vibrante que no da tregua al espectador. La puesta en escena es abrumadoramente bella, perfectamente construida al servicio de un suceso escénico en constante transformación.
La dramaturgia musical no solo acompaña, sino que construye también la historia junto con el movimiento armónico de los actores. El cuerpo actoral está dotado de una solvencia y frescura sublimes. Francesco Carril es un intérprete magnético que te atrapa y te hace transitar con él por todas las aristas de su carismático y entrañable personaje. Y junto a él, Elena González, Natalia Huarte, David Lorente, Nuria Mencía, Jesús Noguero, Albert Ribalta, Jimmy Roca y Camila Viyuela completan un elenco numeroso que brilla en todo su conjunto.
Un espectáculo intenso y excepcional que conmueve y conmociona a todos porque está escrito y dirigido a todos. Es precisamente en ese perspectivismo de la mirada de Sanzol donde encuentra el montaje su verdadera maestría. El bar que se tragó a todos los españoles es esa preciosa metáfora del bar como ese lugar universal de gran arraigo en la cultura española donde, de uno u otro modo, se construye y sucede la vida de todos los españoles.
Sin lugar a duda, una obra que es una auténtica delicia por y para todos.