Es una historia de ficción que desfila a través de la voz de personajes que tienen diferentes visiones sobre la relación que han establecido con un chico asesinado en un pequeño pueblo rural. Él es, mejor dicho, era de una belleza desafiante y subversiva tal como lo define alguno de los personajes del texto. Todos son interpretados por Pere Arquillué que nos deslumbra con la perfección de su trabajo. Con escasos movimientos corporales y una prácticamente nula utilización del espacio escénico, él recorre los campos, entra en los rincones más íntimos de las casas, visita la serrería, las plazas y la Rotonda, los caminos comarcales y también los lugares más profundos de las tristezas, los miedos, las añoranzas y las desconfianzas. Él sólo representa a siete personajes de diferentes edades y género y lo hace con imperceptibles modificaciones en la voz, sin cambios de vestuario ni ningún detalle que proporcione pistas sobre el personaje que habla en aquel momento. Es un trabajo exigente para él y para el público sin ninguna concesión y que gracias a la impecable dirección de Xavier Albertí se puede seguir una historia para la cual ha creado una escenografía minimalista con una única luz cenital. En algún momento, Albertí permite encender la luz de sala y, más que para romper la cuarta pared, creo que lo hace para romper la tensión del momento y no confundirnos con el material dramático que nos presentan.
No hay hilo argumental ni relato, sino las diferentes maneras de ver y vivir al chico alrededor del cual Josep Maria Miró ha creado esta obra con la que obtuvo el pasado 2020 el XLV Premio Born. Él es el primer autor que obtiene en tres ocasiones el prestigioso galardón creado en 1970. En 2009 lo recibió por “La dona que perdia tots els avions” y en el 2011 por “El principi d’Arquimedes”. Esta es la primera obra del Tríptico de la Epifania que incluye dos textos más pensados para un único intérprete. El segundo será un monólogo para una actriz y todavía habrá un tercero que será un monólogo para actor. Estaremos atentas.
Una pequeña composición musical con aire barroco a cargo de Quim Reixach y Sergi Llopart cierra esta obra con el último personaje. Josep Maria Miró, Xavier Albertí y Pere Arquillué hacen que esta obra sea imprescindible a los aficionados del teatro.