El actor dice…

El cuerpo más bonito que se habrá encontrado nunca en este lugar

El cuerpo más bonito que se habrá encontrado nunca en este lugar
11/09/2023

Es irresistible todo lo que pasa en el escenario del teatro a lo largo de la hora y media de representación de ‘El cuerpo más bonito que se habrá encontrado nunca en este lugar’. Podemos mirar de averiguar cuáles son los elementos que entran en juego para conformar un montaje tan exitoso como éste, y enseguida pensamos en la interpretación pulcra y la palabra medio salmónica de Pere Arquillué, en la puesta en escena libre de aspavientos de Xavier Albertí o el texto impecable de Josep Maria Miró, pero algo se nos escapa, algo que sobrevuela la sala de un teatro cuando lo que está pasando es misterioso.

En escena, el actor, y un foco de pie del cual el protagonista se aleja y se acerca, a veces, para marcar el cambio de personaje (interpreta siete). Sabemos que se trata de un personaje o de otro, más allá del texto escrito por Miró, por sutilísimos cambios en la manera de decir el texto y por algo incomprensible que tiene que ver con la presencia imponente de Arquillué que, como un tipo de demiurgo, es capaz de hacer presentes no solo unos cuántos personajes, sino un espacio, un pueblo, un estado de ánimo.

Albertí deja que el peso recaiga en el actor, en su voz, un trabajo de voz que desafía las convenciones del teatro y las costumbres del espectador, a quien le han explicado siempre que el actor tiene que proyectar la voz para que llegue con máxima claridad a todo el mundo. Arquillué, en cambio, cuchichea, casi, en algunos momentos… Y llega con claridad, porque también hace presente su voz, no sentimos nada más, el espectador lo siente como si no mereciera la pena sentir nada más.

El cuerpo más bonito… es una excepción, es teatro excepcional, un instante íntimo y emocionante que no necesita explicaciones.

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