La verdad es que la premisa es original: pedirle semen a tus amigos para poder ser padre. Evidentemente, las risas están aseguradas no sólo en el planteamiento sino en la reacción de tres tipos de mediana edad que tienen toda clase de opiniones sobre lo que Martín, el protagonista, les está pidiendo.
Todos están espléndidos en una comedia con muy buenos chistes, que va y viene en razonamientos que son cuestionables o no según quién los escuche o quién los plantee, pero que desde luego habla de algo importante con una ligereza y un tono humorístico muy agradable y fácil, en el mejor sentido.
Que la gente se ría en el teatro parece difícil pero aquí no lo es. Se agradece echar un buen rato sin grandes pretensiones, desconectar sin pensar en súper dramas, sino en las cosas que le pasan a otras personas mientras nosotros hacemos las nuestras.