Aceptar las etiquetas

El Método Grönholm

El Método Grönholm
19/02/2020

Es la conclusión que sacas tras ver El Método Grönholm; escrita por Jordi Galceràn y que se representa en Teatro Cofidis.

Está basada en una historia real que el autor se encontró en una nota tirada en un cubo de basura. En esta nota había apuntes y anotaciones sobre varios entrevistados que no fueron contratados en el proceso de selección de una empresa por ciertas cualidades -entre comillas- que supuestamente no eran adecuadas para el trabajo.

Esta obra critica esa cruda realidad, cómo las etiquetas hacia las personas pueden ser impedimentos para acceder a determinados puestos o empleos. A estas alturas ya no se pueden evitar, por tanto, qué más da que uno sea así o sea «asá». Nadie es mejor que otro.

Durante la representación era muy fácil verte reflejada y coincidir con alguno de los personajes que se manifestaba en el teatro, entre risas y aplausos.
Hay hueco para el cinismo, la arrogancia, el egoísmo pero también para la generosidad y el sentido común.

La dirección de Tamzin Townsend es espectacular, bien pulida y trabajada tanto por ella como por los actores, se ajusta perfectamente a la historia y en ningún momento ensucia la puesta en escena, sino que se convierte en un elemento más. Es moderna en cuanto al escenario pero sigue siendo una comedia clásica.

Los actores, como grandes cabezas de cartel: Luis Merlo, Jorge Bosh, Marta Belenguer y Vicente Romero pisan el escenario con fuerza y como buenos intérpretes respetan los tiempos del otro. Entre miradas saben lo que quieren y hasta dónde el personaje debe llegar.

En definitiva, si queremos que nos quieran por cómo somos hay que aceptar también al resto y contenernos a la hora de juzgar a las personas, porque todos somos iguales.

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