El mejor inicio de la historia del teatro

El Rey León

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El Rey León → Teatro Lope de Vega
04/02/2024 - Teatro Lope de Vega

Sin duda, el mejor inicio del teatro, no solo del musical. Un amanecer en la sabana africana donde todos los animales se acercan a presentar sus respetos al recién nacido hijo del rey. Espectacular, precioso, imaginativo, emocionante (muchísimo), delicado, bello, deslumbrante… NO puedes verlo todo, se te van los ojos al elefante o el puma, pero mires donde mires hay un gesto, un movimiento maravilloso. Y me quedo corto.

Lástima que tras empezar de una manera tan brillante sea imposible mantener ese nivel, sino que, para mí, el bajón posterior es relevante. Lo sé, soy yo. Una obra que ha arrasado en toto del mundo y que lleva más de una década en Madrid llenando cada día tiene que tener una capacidad brutal de conectar con el público; que yo no me plantee repetir (con lo que yo repito) y, lo admito, me aburriese a ratos, es cosa mía.

El diseño de producción nos transporta magistralmente a África, sus luces (qué iluminación!), sus colores, sus sonidos (qué sonidos!), su vestuario, maquillaje, coreografías… A nivel técnico es una obra maestra que hay que disfrutar. El problema es que, inicio aparte, no le encontré emoción. Por ejemplo, la muerte de Mufasa es anodina a diferencia de la película, no hay química entre Simba y Naia y, en general, las interpretaciones (excepto la pareja Timón y Pumba y el consejero Zazú),son correctas, sin más (a Simba adulto se le ve algo perdido), y con acentos o dicciones que no nos suenan naturales o integrados en el resto del elenco. Sí destaca el cementerio de elefantes, en cambio. Al tiempo, se apuesta por un humor muy acertado el de Zazú, y demasiado facilón y casposo (ese acento andaluz de vergüenza ajena) en Timón.

Lo mejor: Emoción a flor de piel gracias al arte y creatividad que se transmite en el numero inicial. No ves marionetas, máscaras, o sombras, tampoco “animales” sino personajes con alma.

Lo menos mejor: El ritmo decreciente.

En resumen: entra por los ojos pero no llega al corazón. Deslumbra, pero no emociona. Visualmente mágica, hay que vivirla.

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