Sonrisas congeladas

El silencio de Elvis

El silencio de Elvis
05/03/2019

El silencio de Elvis comienza con un primer acto de comedia en que la angustia vital del protagonista y su entorno familiar nos llevan de lo cómico a lo esperpéntico y de ahí a la tragedia, dejándonos con la sonrisa congelada, como una mueca nerviosa que presagia otra de desesperación: la desesperación de una familia poco a poco sobrepasada por las circunstancias vitales de uno de sus miembros, que no encuentra consuelo, ni ayuda, ni recursos, ni comprensión en las instituciones ni en el sistema para afrontar una situación límite.

Ojalá se pudiera silenciar a Elvis, ojalá la peregrinación del padre y la hermana del protagonista de institución en institución ( soberbios Pepe Viyuela y Sandra Ferrús con momentos brillantes ) sirviesen para acallar al enano cabrón que rige la vida de Vicent ( Elías González ) y condiciona la de Vicenta ( Susana Hernández) Ojalá las respuestas llegasen a tiempo, ojalá Elvis callase.

La obra claramente va creciendo hacia escenas emocionantes que dejan un regusto amargo pero gratificante como un chocolate con mucho cacao.

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