Aunque el teatro clásico parezca que no tiene tanto tirón, con esta comedia queda demostrado que las buenas obras son siempre una historia de actualidad.
En primer lugar destacaría el enclave, sorprendente, bonito y original. El teatro recrea a la perfección un corral de comedia de la época, donde sorprende su ubicación en medio de Madrid Río, el material empleado para hacer el edificio, el decorado, las sillas…
Los actores estupendos, con un muy buen dominio del verso. Si bien es cierto que, para quien no esté acostumbrado a ello, tiene que invertir unos minutos en adecuar el oído, pero pronto estás totalmente dentro de la obra y sus diálogos. Personajes divertidos muy bien interpretados y todo ello acompañado, en momentos, con música de la época.
Los personajes son altamente conocidos, destacando entre todos ellos Tristán, magníficamente interpretado por Julio Hidalgo, un divertidísimo Marques Ricardo interpretado por José Juan Sevilla y por supuesto la condesa Diana interpretada por Manuela Morales.
Me alegra que el teatro clásico siga sorprendiendo y haciéndonos disfrutar durante dos horas de función.