¿Qué nos diríamos si viéramos a nuestro yo de hace 33 años o de dentro de 33 años? Esta es la trama de este montaje en la que el personaje protagonista intenta cambiar sus actos para modificar el futuro y…hasta aquí puedo leer. No es casualidad que haya en escena un cartel de la película «Regreso al Futuro» pero aquí no hay ningún DeLorian sino una simple gotera que desencadena toda la acción.
En esta obra sus personajes afrontan la acción con total sinceridad y talento. Álvaro Quintana que interpreta a Antonio, nos muestra distintos registros necesarios para entender lo que le está pasando. Fernando Albizu crea un personaje con humor pero sin olvidar la implicación emocional que requiere lo que está pasando en escena. El director, Borja Rodríguez, orquesta este montaje con maestría y equilibrio. El texto de Marc de la Varga es muy bueno e inteligente y nos introduce en la obra de una manera rápida y sin que nos demos cuenta. La escenografía es muy sencilla y completa.
Mención especial merece la actriz Elena Lombao, que borda todos los personajes que interpreta dotándoles de inteligencia, intenciones y humor.
La moraleja de esta historia es que no hay moraleja: hagas lo que hagas en la vida, va a cambiar tu futuro pero no siempre a mejor. Cada uno debe tomar sus propias decisiones pensando en un resultado positivo; aunque a lo mejor no resulta todo lo positivo que querías o resulta ¡un fracaso de proporciones faraónicas!
Cuando salgamos de ver la obra podemos filosofar durante un buen rato sobre lo que hemos visto o simplemente respirar y sonreir pensando en el buen teatro que tenemos en Madrid.