Había una vez, mi familia no es una función de circo en sí misma pero es una función teatral con alma y corazón circense… ¡Como la familia Aragón! Un clan de payasos musicales con orquesta de muchas generaciones: hacen reír al tiempo que tocan la trompeta, el clarinete, el violín, el tambor… y otros muchos instrumentos que son tan esenciales en sus funciones como los bombines, los zapatones o las camisetas rojas con forma de tubo.
¿Quién no conoce a los Payasos de la tele? ¿Quién no se sabe los éxitos de Gaby, Fofó y Miliki? Pero… el tiempo pasa y las generaciones de hoy tienen que tirar de Youtube para conocer el origen de esas canciones que se saben de memoria: Susanita, Hola Don Pepito, La gallina Turuleca… Y ojo, volver al origen no es retroceder (dice una canción Macaco) volver al origen es ser original (lo dijo Antonio Gaudí) y esta obra, Había una vez mi familia, bucea en esos orígenes del clan Aragón, de los clown musicales y de una época en la que muchas generaciones fueron felices. Y lo comparte con un público multigeneracional a través de numerosas técnicas y disciplinas teatrales y audiovisuales: el teatro ciego, sombras chinescas, los títeres, proyecciones y muchos gags de payasos y números musicales que es la «marca de la casa». ¡Bravo por los hermanos Aragón (Rodrigo, Alonso y Gonzalo) descendientes de Gaby y por Mónica Aragón, hija de Fofito, que tiene el papelón de celebrar sola su cumpleaños! Sus recuerdos serán siempre los nuestros.
Una vez más le he preguntado a mi acompañante, la pequeña espectadora, cuántos aplausos le damos al espectáculo que hemos visto juntas y sin dudarlo ha respondido que cinco. Estoy segura de que si hubiera preguntado a las decenas de abuelos y abuelas que había entre el público (que crecieron con canciones de Camilo Sesto, Jeanette o Los Diablos) me habrían respondido lo mismo. Y la generación de padres y madres que jugaban al yoyó o merendaban pan con chocolate viendo a Fofó, Gaby y Miliki, también. De cuatro aplausos para arriba. En cuanto a los espectadores más pequeños, pese a que es una función larga, siempre pueden disfrutar con los payasos (geniales Los Tonis). Al fin y al cabo, los payasos siempre serán esos artistas que tienen «algo» que son capaces de hacer disfrutar a todas las generaciones. Los tartazos no fallan, la música tampoco. Gracias Emilio Aragón y Esteve Ferrer por habernos abierto el desván de los recuerdos de los Aragón. Nos habéis hecho sentir «como de la familia».