Había una vez: Mi familia es la nueva producción de Emilio Aragón. Un espectáculo que, según el mismo Emilio, es una forma de “agradecer a tantas personas el inmenso respeto y cariño que siempre he recibido por formar parte de una familia de artistas como la mía. Un regalo agradecido para el público, para mi padre y mis tíos, para todas las mujeres de mi familia que hoy se encarnan en Mónica y para todas y todo los que continúan honrando el oficio del escenario”.
Sinopsis
La abuela Eva va a celebrar su cumpleaños con sus nietos, hasta que un aviso meteorológico impide que acudan. Ella se dispone a guardar todo lo preparado en su desván cuando, de pronto, una caja cobra vida y aparecen todos los recuerdos de su infancia: un pequeño carrusel, una cajita de música, sus juguetes, un Cinexin, un antiguo televisor donde ella veía sus programas favoritos. De repente el televisor se enciende y aparece el programa de Los Payasos de la Tele. A la pregunta “¡Cómo están ustedes!”, Eva, nuestra abuela, responde lo que todos tenemos en la cabeza. El desván empieza a transformarse hasta que en un espacio mágico Gaby se materializa en carne y hueso junto a ella. Gaby y su troupe de alocados payasos acompañarán a Eva en un viaje por un mundo de recuerdos y sueños, en un espectáculo teatral y musical que no sólo rinde homenaje a Los Payasos de la Tele, sino que también rinde homenaje al género del Clown y a una época que marcó la infancia de una generación de niños y niñas que se criaron en las décadas de los 70 y 80.
Más sobre el espectáculo
Recorreremos todos los subgéneros y técnicas características del mundo del clown, como la gestual, la textual, la parodia, lo circense y la técnica, y en todos sus formatos, como la entrada clásica completa, los números musicales, el humor textual, la poética visual, el simbolismo o la magia. Los grandes creadores del género estarán reivindicados en Había una vez: Mi familia.
Palabras del dramaturgo y director Esteve Ferrer
Poder disfrutar de los recuerdos de la infancia te permite vivir dos veces y ese es un privilegio al que no deberíamos jamás renunciar. Nuestros recuerdos son nuestra riqueza, tanto individual como colectiva. Son lo que somos. Había una vez: Mi familia es un viaje al niño que fui y que el adulto que les escribe tanto le debe. Un niño que, como muchos de ustedes, cada sábado se sentaba frente al pequeño televisor para ver, cantar y jugar con esos cuatro payasos que yo, sin saberlo, hacían de mí la persona que sería en el futuro. El poeta chileno, Pablo Neruda, afirmaba que “El niño que no juega no es niño, pero el hombre que no juega perdió para siempre al niño que vivía en él y que le hará mucha falta”. El teatro es una forma maravillosa de seguir jugando como niños y ese es mi oficio desde que tengo uso de razón y seguirá siéndolo eternamente. Como eternos son los protagonistas de Había una vez: Mi familia, los payasos de la tele.
Gaby, Fofo, Miliki y Fofito, se convirtieron en parte de mi familia, de la familia de varias generaciones de niñas y niños, dejando una impronta tan honda, que hoy, con tan solo nombrarlos, a todos se nos dibuja una bonita sonrisa en nuestro rostro. La mejor manera de hacer buenos a los niños es hacerlos felices y vaya si lo lograron, porque su legado ha traspasado generaciones y ha llegado a nuestros días. Con esta premisa he querido rendir homenaje a Gaby, Fofó y Miliki, pero también dedicarle el espectáculo a esos niños y niñas de entonces que son las abuelas y abuelos de ahora, es un homenaje a una época que recordamos con especial fascinación, no solo los que tuvimos la suerte de vivirla sino también los que la conocen por habérsela contado.
Pero el espectáculo también es una declaración de amor al oficio de clown, a los grandes maestros y creadores del género, en todas sus múltiples variantes y formatos. Amor incondicional al clown clásico, al irónico, al socarrón y ocurrente, al divertido y por momentos hilarante, al tierno y sentimental, al melancólico pero, sobre todo, al clown perpetuo e inextinguible. Divertir por igual a niños, padres y abuelos es una habilidad casi exclusiva del clown. Y ese ha sido siempre mi propósito en el año en que se cumple el 50 aniversario de la primera emisión del programa. Divertir con este imprescindible y emotivo reconocimiento a los payasos de la tele y a esa magnífica saga de clowns que ha dado al mundo la familia Aragón.
Mi agradecimiento más sincero.
Viajen conmigo a su infancia para que se diviertan como niños, siempre la infancia en la memoria, la verdadera patria a la que siempre regresamos y no se preocupen por sus hijos, pues ellos lo disfrutarán como ustedes lo harán y lo hicieron.
Gracias por venir al teatro.
Nota de Emilio Aragón
Cuando me preguntan a qué me dedico me gusta decir que; “ a contar historias”. Desde niño he sentido la necesidad de compartirme, y la música ha sido, desde entonces, la manera más natural de hacerlo.
A lo largo de los años he tenido la oportunidad de trabajar y explorar todo aquello que podía ayudarme a contar esas historias, y para ello he disfrutado de escribir guiones, relatos, he compuesto música, dirigido a actores y actrices y, por supuesto, todo lo he podido hacer porque generosos profesionales han recorrido conmigo el camino compartiendo su talento y vocación.
En esta ocasión, quería encontrar la manera de agradecer a tantas personas el inmenso respeto y cariño que siempre he recibido por formar parte de una familia de artistas como la mía.
Así surge la idea de Había una vez: Mi familia.
Desde el inicio sabíamos que esta historia iba a necesitar a alguien especial para ser contada, y enseguida llegamos hasta Esteve Ferrer, cuyo entusiasmo y talento ha transformado la idea inicial en una historia capaz de ilusionar al niño o la niña que fuimos y conmover a la persona adulta en que nos convertimos.
Había una vez: Mi familia quiere ser un regalo agradecido para el público, para mi padre y mis tíos, para todas las mujeres de mi familia que hoy se encarnan en Mónica y para todas y todos los que continúan honrando el oficio del escenario.