La semana pasada asistí junto a mi marido y nuestras tres hijas a la representación de «Había una vez: Mi familia» en el Teatro Alcalá de Madrid.
Desde el inicio, la obra me hizo sentir que iba a embarcarme en un viaje emotivo, y efectivamente así fue. La trama narra la historia de una familia circense y su legado en el mundo del entretenimiento, con Mónica Aragón interpretando a la abuela Eva, quien nos guía a través de la historia de los icónicos payasos de la tele.
La dirección musical, a cargo del renombrado Emilio Aragón, también un personaje emblemático de nuestra infancia, logra crear un espectáculo que no solo rinde homenaje a estos personajes tan queridos, sino que además celebra el género del clown en todas sus manifestaciones. La obra es una exaltación de la alegría y la nostalgia, evocando recuerdos de la infancia mediante números clásicos y música que ha marcado a diversas generaciones.
El vestuario, claramente reconocido por todos, es una explosión de color y alegría, con detalles que hacen que cada personaje sea único y memorable. La música, sin duda el elemento central del espectáculo, incluye fragmentos instrumentales de las canciones más queridas de los payasos de la tele, las cuales eran coreadas con entusiasmo por los espectadores que allí estábamos, incluyendo a mis hijas, quienes conocían las melodías gracias a que muchas han sido reinterpretadas por artistas actuales de la música infantil.
Sin duda, destaco la capacidad de la obra para transportar al público a un mundo de alegría e ilusión, lleno de color y magia. Cada número es una celebración del arte de los payasos y del humor.
Aunque la obra está pensada principalmente para adultos, asistimos con nuestras hijas de 4 y 7 años, quienes disfrutaron enormemente. Descubrieron algo nuevo que, sin saber decirnos por qué, les encantó, pidiéndonos al salir que les mostrara videos de los payasos de la tele y preguntando sobre sus vidas.
En resumen, «Había una vez: Mi familia» es una experiencia teatral inolvidable que conecta con el niño interior de cada espectador. Es un espectáculo que invita a reflexionar sobre la importancia de la familia, la tradición y los recuerdos que nos forman y nos acompañan a lo largo de la vida.
