Halma Angélico; mujer, anarquista, católica y escritora. Halma escribe y adapta obras de teatro en tiempos de guerra. La función gira en torno a un diálogo entre Ana Villa (Halma) y Enrique Asenjo (Manuel), concretamente, en 1938.
Yolanda García Serrano adapta, a su vez, la vida de Angélico en texto. Un texto feminista y transgresor en cuanto a sus planteamientos. Los argumentos del binomio hombre-mujer desde una perspectiva inteligente y valiente, sin una palabra más alta que la anterior. Un diálogo entre amigos pero separados por la perspectiva de género en un mundo que, aunque republicano y revolucionario, sigue dejando a las mujeres de lado.
Carlos Aparicio a través de una escenografía y vestuario idóneos y Manuel Fuster a través de una iluminación minimalista pero clarividente, elevan al escenario hacia un mundo de palabras. Un mundo lleno de ideales, de principios y de una sensación de libertad que Halma encarna con su coraje y empuje.
A colación de todo ello, se plantea el devenir de los acontecimientos en la historia y la potencialidad de las guerras en generar destrucción y no construcción.
Imaginemos un mundo sin guerras. Imaginemos un mundo gobernado mano a mano por mujeres y hombres.