En 1992, a dos horas del estadio de Montjuic, mientras Los Manolos cantaban “Amigos para Siempre” y mirábamos hipnotizados los éxitos deportivos en nuestras televisiones, en la antigua Yugoslavia se vivía un infierno con muchas caras de las que alguna se ha pasado por alto.
Como la violación de decenas de miles de mujeres, de manera sistemática, durante la guerra. Mujeres que aún hoy viven paralizadas por el miedo a que un hombre, un verdugo, siga oculto en el bosque que crece junto a su hogar.
Partiendo de una crónica documentada de la ignominia, “Hay alguien en el bosque” hace un teatro documental exquisito, doloroso y bien contado, a partir de los testimonios de las protagonistas del horror, pero también a partir del testimonio de los hijos fruto de aquellas violaciones, esos hijos de víctima y verdugo, que cargan con un peso insoportable de por vida. Y también a partir del testimonio de sus verdugos, aquellos que orquestaron una limpieza étnica, una venganza sobre su enemigo, sobre los de su origen, ejerciéndola sobre “sus” mujeres, víctimas utilizadas y luego silenciadas incluso por instituciones y organismos internacionales.
Mientras en Barcelona se pasaba la llama olímpica y nosotros lo mirábamos obnubilados en las pantallas de la televisión, la gente de Sarajevo corría para salvar sus vidas de los francotiradores. Y las mujeres eran violadas sistemáticamente hasta el desmayo en hoteles escenarios del horror a los que hoy se ha superpuesto una realidad evasiva y con Spa.
«Hay alguien en el bosque» es teatro documental preciso y tajante que usa todos los recursos para mostrar las mil facetas del dolor y lanzarnos, entre el teatro de objetos, el diseño de un espacio sonoro exquisito, el uso del vídeo documental, o del texto proyectado, aspectos escalofriantes e insospechados del horror vivido por esas mujeres y sus hijos; el mismo crimen viejo y recurrente que seguramente estarán viviendo en este momento otras mujeres en cualquier lugar cercano, de hombres en guerra, mientras nosotros nos entretenemos con la Champions League o un festival de la canción.
A la entrada del teatro, y en el foyer, una interesante exposición completa el recorrido por este bosque oscuro.
Tenéis que ir a verla. No es teatro “bonito”, “ligero” ni “divertido”. Es un mazazo, pero id a verla ya mismo.