Esta función es lo mas parecido a una cebolla. En cada escena los actores van quitando capas hasta llegar al origen de todo. Jordi Cadellans, autor y director de la obra nos lleva magistralmente a un mundo que por desgracia, sigue siendo actualidad como es el acoso escolar y la homofobia. Por suerte, el texto se aligera con humor inteligente porque como en la vida, lo malo y lo bueno se entrelazan. El texto ágil y dinámico nos ayuda a implicarnos y si a esto le sumamos una interpretación veráz, empática, natural, dura y emocional el resultado es una de las mejores obras del panorama madrileño actual.
Los actores son magníficos y la escucha entre ellos es real, cada palabra es intencionada. Como en una partida de mus cada uno juega sus cartas en cada jugada y cuando ha terminado la partida uno no sabe quién ha sido el ganador y el perdedor, quién es el bueno y quién es el malo, quién la víctima y quién el verdugo.
Mi reflexión al finalizar fue: «¿la Venganza es un plato que se come frío?».