Hacía rato que no veía un espectáculo tan lúcido como el que Herz pone en escena.
Con un gran despliegue corporal, expresivo y vocal la protagonista logra transmitir de una manera ágil y liviana temas tan profundos como el encuentro entre ella y su origen, entre las expectativas y los hechos. Entre los que esperan y los que llegan. Entre tiempo y lugar. Entre desplazarse físicamente y viajar internamente.
¿Podemos explorar los limites entre el amor y la libertad de una manera simple y juguetona?
Claro que sí y es lo que sucede en esta obra, es por esto que la diferencia de varias puestas que tratan de reflexionar sobre los mismos ejes. Además cabe destacar que constantemente se rompe la cuarta pared y es el mismo público el que participa e interpreta roles que van sucediendo a lo largo de los más de 60 minutos que dura el espectáculo.
Un gran aplauso para Paula Valluerca que desafía las reglas sociales a través del juego en un torbellino caótico protagonizado por lo ridículo y absurdo de un personaje fallido.