Historia y teatro

Himmelweg

Himmelweg
30/01/2017

Juan Mayorga es posiblemente el dramaturgo más importante que hay actualmente en lengua castellana. Su ya extensa obra, su proyección internacional y un sinfín de premios (el Premio Nacional de Literatura Dramática es el más reciente) son sus cartas de presentación. Su obra no es sencilla ya menudo aparece en todos sus escritos, de forma inevitable y enriquecedora, su bagaje de filósofo. En Himmelweg la complejidad no es tan aparente, pero a poco que te adentras ves enseguida que es una historia sobre la historia, pero con un pie en el presente; es también una pieza metateatral, o un juego de espejos, o una muñeca rusa que guarda en su interior un montón de capas, un montón de lecturas.

La producción de la Sala Atrium es respetuosa y está hecha con mucho cuidado, sabiendo que lo que tiene entre manos es valioso y frágil. La dirección de una obra como esta no es fácil, ya que la estructura de la pieza y la adjudicación de protagonismos no es nada convencional. Esto hace que en algunos momentos la obra se desequilibre, y se llegue a hacer incluso pesada o repetitiva. Es difícil salvar estos escollos, pero también es cierto que la inteligente utilización de las marionetas, y sobre todo el buen trabajo de los actores en general consiguen salvar la pieza y convencer al público. En este sentido, Raimon Molins borda su papel de comandante de un campo de concentración, logrando un compendio de todos los nazis que hay en nuestro imaginario cinematográfico, desde los personajes cómicos de To be or not to be o El gran dictador , hasta los crueles retratos de tantas y tantas películas sobre el holocausto.

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