Hace un par de años vi por primera vez la obra Himmelweg (Camino del cielo), un texto de Juan Mayorga, considerado como uno de los dramaturgos más destacados en la actualidad. Ese día tuve la gran suerte de poder felicitarlo, acababa de recibir el Premio Nacional de Literatura Dramática. Esta temporada he vuelto a repetir.
La obra está inspirada en el documental propagandístico nazi «Theresienstadt» que se rodó el verano de 1944, un cortometraje filmado en el campo de concentración de Theresienstadt, con lo que se quería convenza a la audiencia que los prisioneros no sufrían ningún tipo de abuso. Embellecieron las instalaciones antes de la llegada de la Cruz Roja, para poder mostrar que era un lugar aparentemente normal donde la gente vivía feliz, un engaño tan creíble, que los delegados de la Cruz Roja llegaron a escribir un informe favorable sobre la situación de los prisioneros.
Himmelweg es una de las obras más representadas en el teatro. La adaptación que hace Raimon Molins es muy acertada. La escenografía de Mireia Trias está llena de simbolismos y encuentro que la idea de la utilización de títeres para darle más significado a la obra, es genial. Los títeres no dejan de ser un objeto manipulado y con su humanización, llena de espíritu la obra.
Brillantes las actuaciones que defienden con cuerpo y alma la obra, haciendo del todo creíble a cada uno de sus personajes. Destaca la brillante interpretación de Raimon Molins, que me puso, en más de una ocasión los pelos de punta, con su papel de comandante del campo.
El mensaje de la obra es la de buscar la verdad, para entender la realidad. Por lo menos nos hace reflexionar. Muy, muy recomendable.