Ir a ver Houdini, un musical mágico, no es sentarte en una butaca y esperar a que empiece la función, sino que desde que entras al Teatro Calderón, ya estás en un viaje inmersivo que, a través de diferente salas con máquinas de escapismo, dibujos, notas, libros antiguos…., te permite entrar en su mundo y prepararte para lo que está a punto de ocurrir y que, sin duda, no esperas.
La historia gira alrededor de su última actuación de Houdini en 1926, justo antes de su muerte, y a partir de ahí la obra va saltando en el tiempo adelante y atrás, para contarte su vida, sus logros, su obsesión por superarse y ser alguien recordado… todo con un ritmo ágil, que te obliga a estar atenta a cada detalle.
La escenografía es una pasada, cada escena se transforma con una fluidez increíble, con juegos de luces, efectos especiales y decorados que te meten de lleno en cada etapa de su vida. El vestuario está muy cuidado, respetando la época y las coreografías están perfectamente integradas con la acción dramática, aportando ritmo y espectacularidad.
La música es otro de los grandes aciertos, donde la orquesta en directo mezcla la música con la magia y el escapismo. Los trucos te dejan con la boca abierta; apariciones, desapariciones, cambios, vuelos…. ¡hasta la aparición de un elefante en escena!. Es esta combinación de magia y musical lo que hace que este espectáculo sea tan especial y diferente a cualquier otro que hayas podido ver, a mi me ha apasionado.
El papel de Houdini es interpretado magistralmente por Pablo Puyol, que no solo actúa con fuerza, sino que canta y baila con una energía brutal; hay un número de claqué que es impecable, resaltando aún más su poder en escena. Sorprende en muchos momentos por su dramatismo, sus conflictos y su lucha por no caer en el olvido, pero no sería justo no mencionar su gran preparación física para el personaje, lo que sin duda, le permite cantar en posiciones imposibles para el resto de mortales.
Se acompaña de Julia Möller como mujer de Houdini y de Christian Escuredo como su hermano, ambos con unas voces impresionantes que fusionan perfectamente en escena como triada protagonista.
Y no puedo dejar de mencionar al personaje de la Muerte, que aparece a lo largo de toda la obra. Tiene una voz profunda y poderosa que impone cada vez que sale a escena. El momento en el que Houdini baila con la Muerte es uno de los más potentes del musical: una coreografía intensa, elegante y muy simbólica que te deja con la piel de gallina.
Un espectáculo redondo, emocionante, visualmente espectacular y con una mezcla perfecta de magia y música. Si quieres vivir algo diferente, no te lo puedes perder.