Esta es una comedia distópica que nos habla de un futuro, quizás no demasiado lejano, en el que la vida y todo el que la rodea está dominado por la Red y el mundo tecnológico. Las aplicaciones lo han suplantado todo, y las personas no se atreven a mirarse o a tocarse, porque no lo han hecho nunca o casi no lo recuerdan. Originales y prometedoras premisas para una comedia que no decepciona, sino que sorprende por cómo va desarrollando una trama nada sencilla y unos personajes muy interesantes. Bien es verdad que Roc Esquius -autor y director de la pieza- lleva su material a buen puerto, a pesar de algunas contradicciones internas y algunos giros de guión un poco forzados.
Lo mejor de iMe es que está muy bien dirigida e interpretada, con cuatro actores que encajan muy bien y que se divierten de lo lindo en cada escena. Además, el producto resulta simpático mientras lo ves… pero acaba dejando un poso amargo y peligrosamente contemporáneo. Y es que cuando sales del teatro, subes al metro, y observas que todo el mundo tiene un móvil o una tablet entre los dedos empiezas a sufrir ciertas paranoias. ¿Acabaremos sin mirarnos a la cara? ¿Nos amaremos vía Internet? ¿Expresaremos sólo los sentimientos y las necesidades más básicas a través de las redes sociales? Esperemos que no, pero si vais a ver este montaje de la Compañía Dara seguro que os acabáis haciendo preguntas similares…