Jugando a las improvisaciones

Impro de una noche de otoño

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Impro de una noche de otoño → La Escalera de Jacob
29/09/2025 - La Escalera de Jacob

¿Es Brad Pitt demasiado guapo? ¿Está la tortilla de patatas demasiado rica? ¿Es un atardecer en la playa demasiado hermoso? Siempre me ha llamado la atención el tono despectivo que conlleva el adverbio demasiado, incluso cuando acompaña a cosas buenas, tal vez consecuencia de ese moralismo occidental en el que los excesos son sinónimos de pecado. ¿Son malas para la salud demasiadas risas? Si es así, a los de Impro de una noche de otoño les deberían poner en la lista de enfermedades peligrosas. Y contagiosas, empezaron un verano, y han acabado recorriendo todas las estaciones, año tras año. Esperemos que tarden mucho en encontrar la vacuna.

Juegos, pruebas de ingenio, imaginación desbocada, verborrea incontrolable y mucha complicidad. Entre ellos y con el público, verdadero protagonista de un espectáculo que desborda creatividad e ingenio gracias a la espontaneidad e improvisación de los actores. Entiendo que se trata un poco de un truco de mentalismo, de esquemas previamente preparados y estudiados, a fin de cuentas casi todo puede relacionarse de algún modo, y redirigirlo hacia donde interesa. Pero no le resta mérito, al contrario, el guion se va escribiendo solo, aunque siempre se pueda recurrir a lugares comunes cuando las circunstancias lo requieran. Las historias surgen por sí solas, todas diferentes e irrepetibles, originales en gran parte de su contenido. Y en ello reside el éxito. Todo es imprevisible, y el espectador es una parte fundamental del juego.

El problema, supongo que es algo con lo que tendrán que torear de vez en cuando, es que siempre habrá entre el público alguien que va de listillo, y quiere ser más gracioso que los actores. Y que es imposible mantener el mismo nivel de diversión durante toda la poco más de una hora que dura el espectáculo, ni controlar esa máxima que dice que hay que intentar ir de menos a más, pero sobre todo no ir nunca de más a menos. El último sabor de boca es con el que nos quedamos. Comparado con las ventajas, nimiedades. ¿Lo mejor? Que dentro de un mes si vuelvo, siendo lo mismo, seguro que veo algo totalmente nuevo y diferente.

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