La quinta del biberón es el nombre con el que se bautizó a las últimas levas republicanas al final de la Guerra Civil ya que, por necesidades del conflicto, se les llamó al frente con sólo 17 años. Con In memoriam, el director Lluís Pasqual intenta hacer un acto de justicia dando voz y reconocimiento a esta generación tan silenciada y maltratada por la historia. El ejercicio es un emotivo homenaje donde, esencialmente, se prioriza la sobriedad por su espíritu de teatro documental, usando para la dramaturgia testimonios reales, cartas, escritos de la época, anécdotas personales, textos oficiales y canciones. Con un gusto exquisito y una banda de músicos en directo, el montaje transmite un material trabajado con el corazón en la mano que no huye del sentido del humor y sirve como una excelente presentación en sociedad de los actores de la Kompanyia Lliure. Estos intérpretes son un grupo de jóvenes verdaderamente sobrados de talento, carisma y una energía que encuentra en el fragmento de la trinchera el punto más álgido del espectáculo. Hay que destacar también el espléndido trabajo lingüístico donde cada uno se ha preparado un dialecto de diferente, sin perder naturalidad y aportando un color genuino a cada personaje. Más allá de este pasaje donde se plasma la cotidianidad de la guerra como habíamos visto, por ejemplo, en La vaquilla de Berlanga, la propuesta pierde un poco de empuje. Afortunadamente, la fuerza de los hechos reales y la alta sensibilidad que todo el reparto transmite mantiene la atención del público, además de regalarnos momentos tan únicos e indescriptibles como el del minuto de silencio.
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