Hay espectáculos que destacan por su escenografía, otros por su texto… y luego está Jamming, que se apoya en lo más básico y poderoso del teatro: el talento y la imaginación. Anoche, en el Teatro Maravillas, fuimos testigos de un show que no se repite jamás, porque nace y muere cada noche frente al público. Improvisación pura, sin guión, sin red… y con muchas, muchas risas.
Sobre el escenario, tres intérpretes con una química evidente: Lolo Diego, Juan Manuel Díez y Paula Galimberti. A partir de frases propuestas por el público, crean escenas completamente nuevas, que van desde la comedia más disparatada hasta momentos de sorprendente ternura. La agilidad mental de los tres, su capacidad para escucharse y construir juntos, es admirable.
Jamming no es solo entretenimiento, es una celebración de la creatividad y del juego teatral. La participación del público no es un extra, es el motor de todo lo que ocurre. Y eso genera un vínculo muy especial entre escena y platea: uno se siente parte del espectáculo, testigo de algo único e irrepetible.
En resumen, un show fresco, vivo y tremendamente divertido. Ideal para quienes aman el teatro sin artificios, pero con mucha chispa. Si buscas una noche diferente, con humor, ingenio y riesgo escénico real, Jamming es una apuesta segura.