Carme Portaceli en la dirección y Anna Maria Ricart en la adaptación nos proponen un montaje que cautiva visualmente (con una puesta en escena sobria y elegante y un acompañamiento musical de lujo) y, al mismo tiempo, nos explica la historia de una mujer fuerte e independiente, con las ideas claras y una gran determinación. Una mujer moderna con muchas cosas que decir a los espectadores actuales.Y todo esto con un magnífico reparto que se deja la piel en escena, encabezado por una Ariadna Gil que parece hecha a medida para el personaje.
Jane Eyre, que agotó en Barcelona antes de estrenar, se confirma como uno de los grandes montajes del año.