Ir a ver «Jauría» tendría que ser obligatorio. Por varios motivos.
Estamos en una época de información fast-food. Leemos titulares y opiniones en negrita en Face y nos creemos informados. Nos alimentamos de titulares sonoros y somos capaces de cargarnos a dios con dos tuits.
La noticia de la violación de aquella chica en Pamplona (paso de poner el nombre o el apodo de esos mierdas) nos alimentó durante meses. Nos indignó mucho, removió al país entero y es posible hasta que «sirviera» para que algo cambiara en la mente de los jueces o en su pudor a la hora de mostrarse abiertamente fachas. Pero ya ha pasado un tiempo, ha habido más violaciones iguales o semejantes a aquella, la mentalidad de los cavernícolas sigue intacta y poco a poco, el consumismo de impactos ha dejado el camino abierto al olvido o al conformismo.
Y eso no puede ser. Si queremos, ansiamos, luchamos, buscamos la equidad, la justicia y la naturalidad no podemos olvidar ni conceder ni mijita. Si somos moradas (y lo somos, y tenemos que serlo), lo somos todos los días.
Por eso hay que ver «Jauría»; para no acostumbrarnos. «Jauría» es una burrada. Es una burrada lo que cuenta y es una burrada lo que vemos. Lo de María Hervás es una cosa que no te la crees. No se puede estar mejor, ni más, ni más implicada. Es una burra. Ya lo sabíamos, pero aquí más. Pero es que Fran Cantos, Raúl Prieto, Alex García, Ignacio Mateos y Martiño Rivas están pa darles dos hostias a cada uno. Interpretar a esos… en fin… y no caer en el esperpento o en la ridiculización es jodido. El cuerpo te pide posicionarte. Pero no hay mejor posicionamiento que mostrar. Simplemente mostrar y que ellos hablen por sí mismos. Bestiales.
Todas las decisiones de Miguel del Arco son (o parecen) impulsivas. Mi sensación es que está dirigido a golpe de impulso, con la primera energía, la del primer impulso. Eso hace que el espectáculo parezca poco meditado, muy impulsivo y primario. Pero en el buen sentido. Esta historia sin ese pulso no podría ser. Otro diez para Miguel del Arco.
Así que todos cagando leches a Kamikaze. Esto hay que verlo, hay que vivirlo y hay que recordarlo. No podemos bajar la guardia. Porque el tiempo le quita dimensión a todo. Y con esto no podemos dejarnos ganar terreno. Porque todo lo que no es un sí es un no. Y porque si hay simios que siguen yendo por la vida con su polla por delante, que se dediquen a intentar un bonita autofelación, a ver si con un poquito de suerte más de uno se rompe el cuello en el intento. Porque no se trata de tenerla más grande, sino mejor colocada. Y sí, señoras, todas somos moradas y esto… no hay quien lo pare. Demasiado hemos tardado.
Aunque hace tiempo que lo tengo algo aparcado, siempre puedes pasarte por mi blog, DESDEELPATIO y echar un ojo a mis experiencias.