En la obra “El padre”, el espectador observa las interpretaciones de la realidad que hace el cerebro del protagonista, representado por el actor Josep Maria Pou. La tarea no es sencilla porque el protagonista sufre Alzheimer, y lo que vive diariamente supone una desconexión respecto de la realidad de los otros, especialmente la de la hija que lo cuida.
Este ejercicio, representar los dos planos, secuenciales, diferentes, es de una dificultad extrema. De hecho, hay momentos en que el espectador puede dudar de lo que está pasando, pero justo es este el punto más valorable de la obra, que desconcierta, como también lo hace la enfermedad para las personas que la sufren: dónde soy, quién eres tú, que hago aquí, donde está mi reloj.
A todo ello hay que sumar la extraordinaria interpretación de Josep Maria Pou, que conmueve, que emociona, que hace que te salten las lágrimas, y que llega a hacer pensar en cómo de débiles somos los humanos cuando todos los que nos rodea no lo entienden. No puedo decir más que vayáis al teatro a a ver “El padre”.