Calderón de la Barca y el mambo.
La no-tan-típica comedia de enredo contada en castellano antiguo se torna en una auténtica daga con la que Miguel del Arco nos atraviesa el alma con un ritmo y una acción escénica imparables para contarnos la historia de Diana y Crotaldo.
La combinación del espacio físico y temporal, definida en gran parte por la escenografía de Amaya Cortaire y la música de Arnau Vilà, aúpan la producción a un nivel teatral sorprendente tratándose de Calderón, aligerando aquellos pasajes más cargantes con vitalidad, en la versión de Julio Escalada.
El elenco funciona como un engranaje perfecto: todos ellos acompasados, tanto en lo musical como en lo escénico.
Destacados especialmente Alejandro Pau que lleva el fingimiento escénico a otro nivel y que da un salto de gigante respecto a su Segismundo en ‘La vida es sueño’, e Irene Serrano que es, sin duda, tanto en dicción, tono como en interpretación, una de las actrices jóvenes con más recorrido del panorama escénico español.
Por su parte, Alba Recondo y Víctor Sáinz aportan el punto ácido a esta comedia de forma ligera y en un tono desenfadado. El resto del reparto -Mariano Estudillo, Aisa Pérez, Pau Quero, José Luis Verguizas, José Cobertera, José Luis Martínez y Anna Maruny- en sus respectivos papeles de menos recorrido, los defienden a la perfección con una química que solo puede aportar el factor ‘del-Arco’.
El amor, como el mambo, no está hecho para medias tintas, y esta producción acierta de pleno en su planteamiento y desarrollo, dotando de naturalidad a un texto per se difícil de digerir.