El espacio escénico generado en torno a las palabras de Calderón es el gran protagonista en esta versión de Juan Mayorga, dirigida por Helena Pimenta. La escenografía dibujada por Mónica Teijeiro en articulación con la iluminación de Juan Gómez Cornejo, la coreografía de Nuria Castejón y el espacio sonoro de Eduardo Vasco encajan perfectamente en aras de conformar un original caleidoscopio en torno a una de las mejores obras jamás escritas en castellano.
Los octosílabos en labios de la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico son, sin duda, una ensoñación en la que belleza y ritmo se entrecruzan. Destacan especialmente Irene Serrano en su dominio de voz, entonación, profundidad y presencia escénica y Alejandro Pau por su progresión explosiva en el papel de un Segismundo maltratado hasta la extenuación.
Como conjunto, el juego de voces y luces, que no se ciñe exclusivamente a una obra de teatro entendida en términos estrictamente clasicistas, aporta al texto una nueva lectura; la posibilidad de un Segismundo, hoy en día, envuelto sobre el manto de una premisa, ‘todo es guerra’.
Una obra que es una mezcolanza de referentes clásicos y contemporáneos, que aporta vitalidad y calado a las sólidas palabras de Calderón de la Barca.