Coleccionistas de esencias vitales

La colección

La colección
18/03/2024 - Teatro de la Abadía

«Teniendo la edad que tenemos, y no teniendo hijos, es lógico que la gente se pregunte por el destino de nuestra colección». Esta frase que Juan Mayorga leyó en una entrevista le impulsó a crear un texto dramático sobre el deseo, el paso del tiempo, nuestra relación con las cosas y los dos grandes temas humanos universales: el amor y la muerte. También sabía que la obra debía representarse en la Sala San Juan de la Cruz del Teatro de La Abadía. Y lo que es aún mas importante, necesitaba a unos intérpretes brutalmente capaces de encarnar a los personajes, especialmente, a Héctor y Berna, un matrimonio mayor sin hijos que ha dedicado su vida entera a su colección. En búsqueda de un heredero digno de atesorar su legado, han convocado a Susana, una joven y entusiasta coleccionista, para poner a prueba su idoneidad para ser su elegida. Esta es la idea de la que parte el espectáculo, pero como dirá Berna en la obra «la colección es mucho más que la suma de sus partes». Esta premisa aplicada a un texto de Juan Mayorga significa que lo verdaderamente esencial va muchísimo más allá de lo que se cuenta. Y, sin duda, ahí radica su magistral genialidad. Por supuesto, hay una historia, más bien un conjunto de historias que se van contando, pero detrás de cada palabra que se pronuncia para contarla se encierra un trasfondo filosófico maravillosamente abrumador.

La colección, a nivel textual, es un ejercicio dramático bellísimo y exigente que te rompe la cabeza, en el mejor de sus sentidos, llevándote a estar en constante diálogo contigo mismo a lo largo de toda la obra. La colección es un espectáculo que nos hace detenernos ante la concepción y sentido que le damos a nuestras vidas. Y lo hace con un lenguaje exquisito que ofrece una estupenda combinación de humor, misterio y naturalidad, mostrando la complejidad humana de la que todos somos dueños. Logra Mayorga convocar las cuatro fuerzas que considera imprescindibles del hecho escénico: hay acción porque los personajes se mueven por unos deseos claros por los que luchan con convicción; el espectador experimenta la emoción pura a través de la verdad de los personajes, que están brillantemente construidos e interpretados; el pensamiento atraviesa, al mismo tiempo que vertebra, de forma excelente el espectáculo, y lo hace valiéndose de la poesía en el sentido más honesto de la palabra que nace para ser bien elegida y aún mejor escrita y pronunciada.

La colección es una reflexión profunda y bella sobre nuestras esencias vitales, un viaje apasionante a la caverna platónica donde cada uno busca atreverse a ser sincero con uno mismo sobre sus sombras y las ideas que desea que alumbren su legado. Mayorga ha escrito un texto magistral en forma y en contenido con una calidad y hondura literarias encomiables. Es un maestro en la encadenación de frases y construcciones léxicas con una naturalidad apabullante, con independencia de que los parlamentos traten temas puramente cotidianos o estén estableciendo tratados literarios o filosóficos puramente brillantes. La colección nos muestra al mejor Mayorga, al filosófico, al maestro de las palabras que nos invitan a ser valientes de adentrarnos en nosotros mismos para experimentar la brutal fuerza de transformación social que tiene el teatro. Pura esencia teatral.

Y un texto tan brutalmente magnífico necesita de unos intérpretes soberbiamente excepcionales. Mayorga no ha podido escoger mejor. La dupla José Sacristán y Ana Marzoa nos regala una vigorosa clase de interpretación. Desde que pisan la escena sientes que realmente ellos son los personajes. Su magnetismo, sus gestos, sus movimientos, su dicción, en definitiva, su presencia escénica está impregnada de verdad y de naturalidad. Dos titanes de la interpretación que juegan y se miran de tú a tú en un combate actoral donde ambos son vencedores de una función que es un auténtica suerte y un regalo para cualquier amante del teatro. Pero no se quedan atrás Zaira Montes e Ignacio Jiménez. Todo lo contrario: desde su experiencia y talento mantienen sobradamente el nivel y es muy meritorio el trabajo solvente que ambos realizan con dos personajes, que son también complejos y llenos de aristas.

El movimiento escénico es el imprescindible para dejar en todo momento que la palabra sea la que lo invada todo, y a ello acompaña muy bien una escenografía, una iluminación y una música que van siempre a favor del hecho escénico. Bastan solo unos montones de cajas negras de diferentes tipos y formas para acompañar a las palabras a construir la colección. El juego de luces y sombras es precioso, muy sutil y se ve potenciado por la belleza de las vidrieras del teatro (¡qué regalo poderlas contemplar desde la butaca!) y por la intensa luz que irradia el ojo central desde lo alto de la cúpula.

La colección es un obra de altísimo nivel literario con intérpretes de categoría, que quedará grabada para siempre en la memoria teatrera. Una auténtica gozada para todos aquellos que acudimos al teatro con el anhelo de coleccionar experiencias memorables. «Todos somos coleccionistas», afirma Susana. Y su afirmación es tan rotunda como verdadera. Puede que no seamos conscientes de cuál es nuestra colección o de qué significado tiene en nuestra vida o de si formamos parte de la colección de otros y que importancia puede llegar a tener en su vida. También puede que tengamos una colección secreta que no queremos que sea descubierta. ¿Qué significa la colección para quienes vivimos siendo conscientes del inevitable paso del tiempo y de nuestra condición mortal? Quizás dentro de ella encontramos la respuesta porque la colección somos nosotros mismos.

Entrar en La colección me ha hecho reflexionar sobre la trascendencia de nuestro teatro, el legado de nuestra historia escénica. Con esta obra considero que se constata con claridad que Cervantes le tiene reservado un sitio privilegiado a Juan Mayorga para cuando llegue el momento de emprender su viaje al Parnaso.

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