La dama duende es una de las obras más famosas de Calderón de la Barca, pero si acudes ver esta obra no esperes actores clásicos y ropajes del siglo XVII, porque te encontrarás con actores con bigotito, traje de raya diplomática y tirantes, y actrices con flequillo, luciendo esos maravillosos vestidos de cintura estrecha y faldas de vuelo.
Un estudio de radio de los años 50 reúne a un grupo de actores dispuestos a grabar sus escenas de La dama duende, la clásica pieza de Calderón, para sus oyentes. Una misteriosa suplente aparecerá para cubrir la vacante de última hora de la actriz principal de la «radionovela». El texto en verso se mezcla con las indicaciones del director, los diálogos de los actores en los descansos entre tomas y los jingles y cortes publicitarios.
Drama clásico, humor, amor, misterio y engaño, un Calderón renovado, en verso reciclado y con final modernizado. La historia de siempre contada como nunca. Para disfrutar.
Mi única pega: el frío que hacía en la sala y que no se solucionó en las casi 2 horas que dura la representación, muchos espectadores ni se quitaron el abrigo Señores del Pavón, se agradecería un poco de regulación de la temperatura, porque el resto ha sido estupendo.