Lo bueno de ir al teatro sabiendo poco o nada de una obra es que te sientas en la butaca sin ideas preconcebidas y con los ojos y el espíritu abiertos de par en par. La extinción de los dinosaurios consigue llenar ese hueco que has dejado para la diversión y la sorpresa.
Una conversación, digamos habitual, entre un jefe y su empleado, da comienzo a una sucesión de acontecimientos que hacen reflexionar al protagonista, y a la vez al espectador, sobre la vida, la precariedad, la justicia social, los límites, los valores, la resiliencia… ¿Hasta dónde estás dispuesto a llegar por mejorar tu vida? ¿Por sentirte querido? ¿Por dinero, al fin y al cabo?
Lo bueno de esta obra es que te hace reflexionar pero haciéndote disfrutar y reír con un guión maravilloso y unos actores que lo bordan, con un tema que siempre está actualidad y presentado para todos los públicos.
Me encantó. Gracias Fran Nortes por seguir haciendo de tu teatro, teatro del bueno.