Con bien de sutileza, el Teatro Lara ha adaptado el trabajo del escritor inglés, Óscar Wilde, y lo ha envuelto en un atrevido género de comedia, haciendo ensordecedor el efecto carcajada de un público pulido y enganchado con una escena plagada de verde y violeta, y colmada de frases brillantes. Más allá del juego de palabras y de los dobles sentidos, la adaptación de Ramón Paso confirma la figura de Wilde como un genio atemporal e inmortal.
Este clásico es siempre una opción ganadora si caminas por las calles de Malasaña y te decides a pasar una tarde de ingenio en el teatro de las puertas rojas.