Es emocionante y bonito cuando ves crecer a una compañía como es La Kimera Teatro , y saber que cumplen 10 años sobre los escenarios es algo que te hace feliz, ya que has podido seguirles la pista y ver sus obras desde hace tiempo.
La Kimera es una compañía que trabaja muy bien las relaciones humanas, las emociones, etc.Me he enamorado de La Raclette, ya que he visto sobre el escenario muchas cosas que extrañaba ver, que necesitaba volver a sentir… Por ejemplo, tenemos dos cenas, dos escenas, con varios personajes implicados y la manera en la que se dan paso unos a otros y al espectador le deja como en un limbo, pero al mismo tiempo uniendo las últimas palabras dichas por la pareja que se ha quedado callada, en el instante preciso, en el momento idóneo, hace que tu imaginación vuele, que tu mente no deje de pensar.
Por otro lado, el texto es tan sencillo, pero tan directo, tan sugerente, pero tan duro, que hará estremecer al espectador.El tono de la obra varía entre personajes y ese cambio sutil entre drama y comedia, a veces es imperceptible y es mágico ver cómo te llevan de un estado a otro constantemente.
Héctor González, María Llinares, Ángela Chica, Miguel Rascón y Elena González son los encargados de deleitarnos con una cena inolvidable. Cada uno en su papel están soberbios y cada personaje se apoya en el otro y se complementa, de algún modo se funden como si de una Raclette se tratase.
Al empezar la obra e ir avanzando pensaba que en 70 minutos no les iba a dar tiempo a cerrar todas las incógnitas, todas las palabras dichas y no dichas, pero para mí sorpresa, ¡menudo broche final!No me importaría una segunda parte o un spin off.