Fue un plan en familia, con mi marido y mis dos hijas de 9 y 12 años, desde que entras todo esta ambientado, como si nos embarcáramos en un barco, en el Titanic. Creo que es importante leer todos los carteles que tienes desde el primer pasillo por donde entras, porque si no te perderás alguna curiosidad o dato que posiblemente no sepas; si vas con peques, y se cansan de leer, hazlo tú por ellos, para que no se pierdan nada de este gigantesco barco para su época, ¿el primero de estas dimensiones? quizás sepas la respuesta y si no fuera así, en la exposición lo descubrirás. Y sobre todas las personas que se embarcaron en él, algunos para para demostrar que podían pagar un carísimo billete de primera clase, y los pasajeros de tercera y segunda clase, que con mucho esfuerzo se pudieron embarcar, persiguiendo un sueño, que pocos de estas 2 clases pudieron alcanzar, por……. no hay una única teoría.
Desde la primera sala podrás sentirte que ya estas dentro del Titanic, dan ganas de subirse a uno de los ascensores (ya lo entenderás). Después tendrás una sala donde te sentaras en una silla y con gafas de realidad virtual, de repente estarás en el mar. Luego viene la gran sala de proyección, donde sientes, sin moverte, que navegas en el Titanic, y como éste gran barco se hunde. Y por último con gafas de realidad virtual podrás caminar por las distintas estancias de este fabuloso y misterioso barco. Para terminar con una foto al estilo Leonardo Dicaprio y Kate Winslet, para que te vayas con un bonito recuerdo.
Mi hija pequeña y yo, habíamos estado en inmersión en Pompeya, y aunque la primera vez que vas, te impresiona más, no deja de hacerlo por ir de nuevo, porque lo estructuran de otra manera, y lo que vas a ver es diferente, yo diría que incluso mi hija lo disfruto más. En cuanto a mi marido y mi hija mayor, que era su primera vez, tengo claro que les sorprendió y volverán.