Aunque el teatro se define por ser efímero, único y que jamás una función será igual que la anterior, ayer tuve la suerte de ver una función súbitamente irrepetible. A pocas horas de la obra se anunció que el papel de Milagros lo haría su codirector y coescritor: Javier Calvo, en sustitución de Roko. Algo que jamás se va a volver a repetir y que el público agradeció de esta manera (click).
Justo al empezar apareció Milagros entre el público con apariencia de Javier Calvo con melena y falda larga con su merecida e intensa ovación del público, que se prometía muy entregado. No sé si por el hecho de que sea un musical muy familiar a la par que conocido o por la presencia del mediático profesor de la academia de Operación Triunfo.
La versión musical de la película que se representa en el Teatro Lara transmite todo lo que se propone y más; jugando con la rotura de la cuarta pared e involucrando al público en formar parte del show. La producción pone toda la carne en el asador para hacerte ver que todo el mundo tiene una luz que le está llamando y que digan lo que digan los demás tú tienes que ir hacia ella. Con humo a más no poder, altavoces retumbantes, luces celestiales y una banda que produce el hilo musical en directo en un escenario sin apenas aire para respirar, La Llamada nos recuerda que tenemos que caminar hacia delante para comernos el mundo de la manera que nos plazca.
Con la suerte de coincidir con un repertorio ideal con Javier Calvo en el papel de Milagros, Nerea Rodríguez como María, Lucía Gil interpretando a Susana, como Bernarda a Alicia Orozco y Paco Arrojo en el papel de Dios quedó claro su gran talento vocal en canciones de extrema dificultad, con momentos de poco volumen en el diálogo que implicaban la alta concentración del público, pero demostraron una gran compenetración entre ellos, sobretodo en momentos que Calvo veía la luz, se le piraba el texto y entre el público, los músicos y el elenco se les escapaban unas risas que indicaban que quedaba perdonado desde el primer momento por su excepcionalidad.