El estómago siempre gana

La ternura

La ternura
22/11/2021

Tenía un profesor en la facultad que decía que existe el cine de estómago y el cine de cerebro. Con el cine de estómago se refería a esas películas que nos gustan aunque sabemos que quizá no son demasiado buenas. Todo fuegos artificiales, todo como si fuera una montaña rusa: no pasan tanto por la razón, nos gustan porque nos gustan. El cine de cerebro supongo que no hace falta explicarlo: era el otro, el de reflexionar.

Con las personas pasa un poco igual. A veces nos gusta gente que no sabemos por qué nos gusta y otras veces podemos describir exactamente qué cosas nos gustan de otra persona. Es un poco como esas viñetas que corren por las redes de “heart and brain”. Parece que para muchas cosas estamos divididos en dos, pero se ve que para enamorarnos no tanto. Nos enamoramos de personas que ojalá no enamorarnos, y no nos enamoramos de personas de las que nos encantaría enamorarnos.
La Ternura habla un poco de esto. De cómo, por mucho cerebro que queramos ponerle a veces a las relaciones, al cariño, al amor, a la fascinación por otros… el estómago siempre gana. Y seguir intentando evitarlo es perder el tiempo y la energía.

Alfredo Sanzol sitúa en una isla desierta de hace unos cuantos siglos a tres hombres y tres mujeres que reniegan del sexo opuesto por todo el daño que les ha causado. No piensan relacionarse nunca más con el otro. Un texto lleno de metáforas y razonamientos que nos resuenan a la actualidad, además de divertidísimo. En un reparto que está inmenso, destacaría personalmente a un Juan Ceacero que abraza con mucha comedia y cariño su papel de hermano pequeño, que intenta seguir las ideas de su padre y su hermano mayor, creerse lo que le han enseñado, pero siente que, obviamente, lo que sea que tiene dentro es mucho más potente.

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