Si algo hacía bien Lorca era reflejar a las mujeres. Lo hacía con el cariño y el respeto de una mirada que no juzga. La Zapatera prodigiosa, igual no es su obra más conocida, pero, sí, disculpen los personalismos, mi favorita. Es mi favorita porque siendo una niña encontré el libro por mí casa y me enamoré del texto sin llegar a comprenderlo, me enamoré tanto que lo memoricé. Pero nunca había tenido la suerte de verlo en escena, por lo que cuando apareció la oportunidad no lo dudé, aunque me dió miedo. ¿Y si se estropeaba? ¿Y si no era como lo imaginaba? ¿Y si ese recuerdo impoluto de infancia en el que yo interpretaba a zapatera, zapatero, niño y vecinas perdía su magia?
El estándar estaba alto, pero por suerte no decepcionó. El montaje es impecable, el reparto es muy bueno y la Zapatera es verdaderamente prodigiosa. Una actriz talentosa en todos los aspectos, que derrocha energía, poderío y fuerza. El personaje tiene una personalidad arrolladora y ella consigue arrollar con ella. Todo ello acompañado de Flamenco, porque Lorca también lo es. Con un dueto/duelo del que todavía me estoy recuperando.
«Cállate, larga de lengua…» y no dudes en zapatear por el Pavón.