Laponia es una comedia perfecta. El texto es de premio y las interpretaciones no se quedan por debajo.
La obra merece cada minuto de nuestra atención y cada aplauso del público. Da gusto ver que el teatro comercial también puede tener una factura y excelentes calidades. Personalmente, salí con la sensación de haber visto a Edward Albee o a Yasmina Reza. Feliz de comprobar que la dramaturgia catalana puede también alcanzar este vuelo.
No me parece que sobre ni uno de los 75 minutos que dura la propuesta. La intensidad y diversidad de temas es fantástica, utilizando un conflicto que no tendría más importancia como catalizador que desencadena un magistral dispositivo dramatúrgico que explora y enlaza temas tan diversos como las diferencias culturales con el resto de Europa, las relaciones familiares cuando alguien se va a vivir a otro país, la educación de los niños o valores como la honestidad o la empatía en la comunicación entre las personas.