Un suceso supuestamente insignificante e infantil hará que se desencadenen conflictos serios entre los adultos, al más puro estilo de Yasmina Reza en Un Dios Salvaje. ¿Es válida la mentira en ciertas ocasiones o la sinceridad absoluta debe prevalecer?
Partiendo del debate sobre cómo educar a los niños y qué enfoque utilizar para explicarles el mundo, los protagonistas de esta comedia sacan a relucir todos sus trapos sucios. Mediante unos diálogos inteligentes y con un ritmo vertiginoso, el texto enlaza un conflicto con el siguiente, presentando hasta cinco variantes distintas. Quizás no era necesario abordar tantos frentes ya que con los tres principales la progresión está más que asegurada.
De todas formas, es admirable la forma en que Marc Angelet y Cristina Clemente tejen cada uno de los detalles del texto, asegurando una progresión ascendente en todo momento, con giros inesperados, lleno de gags cómicos y construyendo un discurso coherente al mismo tiempo.
El humor nace del enfrentamiento de unos personajes opuestos que conforme avanza la obra se irán desmontando y sacarán a relucir sus incoherencias, personajes con los que nos identificamos rápidamente. Es aquí precisamente donde nace la magia de la comedia, cuando somos capaces de reírnos de nosotros mismos.