La familia sí o sí. O no.

Las cosas que sé que son verdad

Las cosas que sé que son verdad
13/12/2019

Todas las familias son un mundo y los mundos son tan variados y coloridos como los seres que los componen.

La lucha del individuo con el grupo es tan vieja como el hilo negro. Y desde que el tiempo es tiempo el encuentro entre el individuo y el grupo al que pertenece ha generado crisis, guerras, depresiones y traumas. Si no a ver quién es chulo que levanta la mano.

Adrew Bovell, tras es exitazo de «Cuando deje de llover» vuelve a los escenarios madrileños con una propuesta tan áspera y durita de digerir como el mejor melodrama del Hollywood clásico. Aviso, si sigues leyendo, hay spoilers a puñados, pero, es lo que hay.

El matrimonio formado por Julio Vélez y Verónica Forqué, tras muchos años casados y cuatro hijos ya criados se enfrentarán a la descomposición de esa tribu, hasta ese momento aparentemente idílica y feliz, cuando esos hijos tengan que decidir entre el individuo o el grupo. La hija mayor huye en busca del oxigeno que siempre le ha faltado. El hijo mayor ha vivido una prisión y a pesar de no ser comprendido, tira palante. El hijo menor florece como el inseguro que ocultaba ser y la nena pequeña, decide volar y abandonar el nido. Estos cambios no los van a vivir de manera feliz y mona, como si estuvieran en una peli de Mercero, sino que van a demostrar que cada uno vive como puede y sobrevive de la mejor manera posible tratando de herir poco y ser herido menos.

La familia no la elegimos. Pero nos empeñamos en que sea perfecta y armónica, a pesar de que el grupo lo componemos individuos y ni siquiera es obligatorio que nos queramos.

«Las cosas que sé que son verdad» es un durísimo alegato a favor del individuo. Con el desmembramiento traumático que puede suponer el reivindicarse como tal. Individuo frente a familia. La familia, eso tan sagrado e intocable. Por lo que todos mataríamos y que a todos nos asfixia.

De la Forque hablé hace años, tras verla en «Buena gente». Pues aquí es lo mismo; domina, hace y deshace como quiere porque es la jefa de pista perfecta de este circo. Julio García Vélez está inmenso, Borja Maestre y Candela Salguero cumplen perfectamente. Pilar Gómez es un hada. Su personaje, bellísimo y el momento carta… para los anales de la historia del TEATRO. Y a Jorge Muriel hay que ponerle un monumento. No sólo por su empeño en traer a España a Andrew Bovell, sino por el riesgo que asume con un papel como este. Es fácil caer en estereotipos, en caricaturas o en autocompasiones buenistas. Pero hacer que Mia sea sencillamente un ser humano, es casi casi kamikaze. Bravo.

Y bravo Fuentes Reta por esa escenografía onírica y esa dirección invisible y serena.

Este espectáculo va a rular porque te lo digo yo y porque se lo merece. Es un PEDAZO DE ESPECTÁCULO que va a tener miles de nominaciones a todos los premios del año.

Y aprovechando que soy de Valladolid… si haces CLICK AQUÍ podrás leer el comentario extenso en mi blog, DESDEELPATIO, y de paso, te servirá para ver de qué palo voy.

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