Les Antonietes nos sirven este texto de Chéjov largamente representado com un montaje actual y fresco. Un trabajo de adaptación fantástico. Pero van más allá y, sin perder el respeto por la obra, han hecho de esta una propuesta descarada, hasta el punto que no les importa preguntarse “¿Dónde es en Teleguin?” cuando el actor que lo tendría que representar está encarnando otro personaje.
Un texto que nos remite a la vida rural rusa de finales del siglo XIX. Todo pasa en una hacienda dónde por circunstancias varias se ven obligados a compartir techo una serie de personas que continuamente se agreden a sí mismas y a los que los rodean. Un drama cotidiano a la rusa manera o, en otras palabras, personajes que se dejan llevar por las más bajas pasiones en una montaña rusa emocional regada con vodka, mucho vodka.
Hay que destacar también unas interpretaciones excelentes, un ritmo muy adecuado y una escenografía básica pero muy bien trabajada que da mucho juego desde el primer momento.
No hay que ser un apasionado de la literatura rusa para disfrutar de este espectáculo. Es más, puede ser una ocasión inmejorable para todos aquellos que no han tenido nunca ocasión de conocer la obra de este gran dramaturgo. Ah! …Y para conocer Les Antonietes, una compañía de la que seguro oiréis hablar.