Lluís Homar sabe cómo cautivar al público, casi 50 años encima de los escenarios lo avalan. Y con 66 años conseguir combinar teatro clásico con aires contemporáneos es todo un logro.
Esta obra del siglo de Oro escrita en el siglo XVII, es una obra maestra del teatro barroco español y destaca por su habilidad para mezclar elementos de comedia y drama en una trama cautivadora. Homar, como director, ha incluido partes cantadas, sutiles, con los acordes de Silvia Pérez Cruz, que son una delicia. Añadir música cuando ya hay verso es toda una proeza para que no cante por peteneras y es una apuesta que gana por goleada. Por ello la composición musical de Marc Servera, que protagoniza también con garbo a Lucindo, merece un especial reconocimiento.
Esta obra aborda temas como el poder del amor, la importancia de la sinceridad, la fidelidad en las relaciones, y la lucha de una mujer por seguir su propio corazón a pesar de las convenciones sociales de la época. Temas, que siguen estando hoy a la orden del día por lo que un toque de humor para abordarlos, siempre se agradece.
Los personajes de la obra encarnados por actores que no solo defienden el verso sino que cantan y tocan instrumentos en directo son un ejemplo de virtud digna de admirar. Los diálogos ingeniosos y las situaciones cómicas añaden un toque de ligereza a la trama, lo que la convierte en una comedia amena y entretenida, que no caduca.