Con solo tres obras en su repertorio, Las Princesas del Pacífico -candidata a Mejor Espectáculo Revelación y Mejor Autoría
Revelación en los XIX Premios Max-, Igual que sí en la luna y Lo nunca visto, la compañía La Estampida se ha convertido en un referente del teatro español contemporáneo, y como tal, es justo, y también necesario, que sus obras empiecen a verse en teatros públicos como el Teatro Español, el Centro Dramático Nacional o Teatros del Canal, no solo por lo que esto supone de reconocimiento para la compañía sino, sobre todo, de visibilidad. Como decía Ignacio García May en un reciente artículo, nuestros gestores se avergüenzan del teatro que hacemos porque consideran que no está a la altura de otros espectáculos internacionales. Y en esto se equivocan porque, si bien es cierto que hay de todo, espectáculos como Lo nunca visto, demuestran que podemos estar al mismo nivel que los mejores.
Como ocurre en Las Princesas del Pacífico, unas mujeres desesperadas, en esta ocasión son tres -una profesora de danza y dos antiguas alumnas-, intentan escapar embarcándose, esta vez, en un viaje al pasado. La profesora les propone una última función en la que tendrán que hacer de ellas mismas y que, según ella, será lo nunca visto. Mientras repasan e interpretan sus propias vidas, se dan cuenta de lo distinto que hubiera sido todo, sin los errores que una vez cometieron. Pero ¿es posible borrar todos esos errores? ¿Es posible volver a atrás, cambiar el pasado y, por ende, el futuro? En el teatro, todo es posible. Belén Ponce de León, Alicia Rodríguez y Ana Turpin, bajo la excelente batuta de José Troncoso, hacen posible que el público pueda reír y llorar al mismo tiempo, en una clase magistral de interpretación que será difícil de olvidar, porque… Ellas son lo nunca visto.