Al entrar al teatro fue como viajar a una isla griega. Una escenografía increíble para esta interpretación de uno de los más grandes clásicos de los musicales. Ha sido una propuesta que ha respetado la historia original, pero con un humor adaptado a la actualidad.
Todas las actuaciones – protagonistas y no protagonistas- han sido brutales, con coreografías dignas de ponerse de pie y aplaudir. Veronica Ronda se merece una mención aparte, una voz increíble con un rol protagónico en la obra. Si bien toda la obra es un sube y baja de emociones, guarda energía, porque en esos momentos en los que menos te lo esperas… también vienen sorpresas increíbles.