El musical de Matilda es un SÍ, así en letras mayúsculas. Según llegué la escenografía me dejó impactada y eso que todavía nos quedaban por ver los múltiples cambios que la misma vive a lo largo del espectáculo. Pero, cuando comenzó, mi sorpresa fue aún mayor. No podía apartar mis ojos de lo que estaba viendo. Hasta que hubo un cambio de escena y pude mirar a mi acompañante para ver en él la misma cara de asombro y fascinación que seguramente estaba teniendo yo.
El trabajo y preparación que hay detrás de este espectáculo cae por su propio peso. Es imposible hacer un espectáculo de semejante calidad sin un esfuerzo titánico detrás. La magia existe y está en el musical de Matilda. Y la magia es esa niña que se subió al escenario e hizo una demostración de talento que dejaba a cualquiera que estuviera mirando con la boca abierta. Esa niña poderosa, en todos los sentidos de la palabra, acompañada de un elenco espectacular que ejecuta este show de una manera perfecta. Con todo lo que supone la palabra perfecta.
Matilda ha venido para quedarse, para convertirse en uno de esos musicales por los que la gente viaja a Madrid a propósito simplemente para ir a verlo. Y puedo asegurar que el viaje valdrá la pena. Super recomendable si vas con niños y niñas de edades comprendidas entre los 0 y 150 años.