Soy fan de Roal Dahl desde bien pequeña. Empecé a ir a la biblioteca de mi barrio para leer libros como Matilda y, en parte, gracias a ella, soy la lectora que soy actualmente. Así que tenía muchas ganas de ver este musical.
Una de las cosas que más me ha fascinado es la escenografía. ¡El juego que dan los libros! Qué manera de jugar con ese elemento para crear espacios, objetos y ambientes. Me gusta mucho también cómo han utilizado el espacio en todo el teatro en diferentes escenas, una forma más de darle ese punto de fantasía y diversión que tiene la historia.
¿Y ese casting? Hay muchos niños en escena, y otros muchos más que se van turnando cada día (en esta segunda temporada hay 45 personas formando el elenco). Que la calidad del musical se mantenga diariamente, independientemente de quién esté en escena me parece muy digno de elogiar. Y, por favor, esa Señorita Trunchbull, ¡qué bien escogido el actor! Digo bien, porque es un actor, no una actriz. Daniel Orgaz hace una interpretación magistral. Volví a ser una niña viéndole en escena, tan bien caracterizado (otro 10 para el vestuario y el maquillaje) y con esa energía y ese genio que caracterizan a la directora del colegio.
Es un gran espectáculo para disfrutar con los más peques (a partir de 8 años), pero desde luego también lo disfrutarán los más mayores.