Desde el momento en el que entras al teatro ya te sumerges en una dimensión paralela. No importa si eres niño, si vas con hijos o sin ellos, si los tienes o no, Matilda no te dejará indiferente. La puesta en escena es deslumbrante y el elenco de actores se entrega al máximo en todo momento. Este musical viaja por la vida de Matilda y su particular familia, hasta que aterriza primero en la biblioteca y, después, en la escuela donde le empiezan a suceder situaciones de lo más divertidas. La Señorita Trunchbull no solo deja boquiabiertos a todos los niños que protagonizan este musical, sino al público, que en ocasiones se sorprende y en otras se ríe a carcajadas. Daniel Orgaz, que es quién da vida a este peculiar personaje, se deja la piel en cada escena, en cada baile o en cada canción. ¡Me ha maravillado!
Pero lo más impresionante de todo, es cómo esos niños son capaces de cantar, bailar y actuar con tanto arte. Ilusionan al espectador con su talento y me consta que, independientemente del día que vayas, vas a salir encantado porque todos y cada uno de los niños que interpretan a cada personaje lo hacen fenomenal. Sin olvidar la música en directo, siendo un añadido que enriquece enormemente el espectáculo.
El musical se disfruta desde los 6 años (mi hija, incluso, quiere repetir) y tiene una duración de más de 2 horas media incluyendo un descanso de 20 minutos (algo a tener en cuenta a la hora de elegir la función, especialmente si se va con niños pequeños).
Si tienes ganas de ver un espectáculo a lo grande, no dejes de ir a ver Matilda, el musical, con o sin niños, porque la diversión está asegurada.