Matilda, el musical es un espectáculo con todas las letras, para pequeños y para mayores. La adaptación española ha sabido cómo aprovechar el producto y llenarlo de talento en cuanto a sus intérpretes, sus músicos y su puesta en escena. El libreto además aporta grandes dosis de comedia y mucho menos «terror» en el personaje de la directora Trunchbull. Es verdad que quizá su longitud es un poco extensa pero, aunque algunos números se hagan algo más monótonos, el musical sabe cómo reconducirse y volver a brillar a lo largo de sus dos horas y media de duración.
Mención especial para todos los niños y el trabajazo que hacen, apoyados en un elenco adulto que se nota que tiene experiencia y solvencia sobre las tablas. La combinación de ambos hace de Matilda, el musical una invitación a soñar, a sentirse siempre niño, a disfrutar de la vida, de la música, de la amistad. Una historia llena de aprendizaje con unas canciones maravillosas que no te puedes perder.